—¡Yo soy yo y mi circunstancia, doctor!
—gritó Enfermedad.
—Te venceremos —sentenció el médico.
Pero Enfermedad se hace mayor y, un
día, se acerca a Sabio.
—¡Yo soy yo y mi circunstancia!
—repite.
Sabio la abraza y juntos provocan un
adiós circunstancial…
Salud regresa al hogar.