El Chef Karamelo os trae una suculenta muestra de BOICOT (¿una modalidad de entrecot?)...
¡Vaya,
vaya! Quien me iba a decir que esta palabra tan cool para un buen guión cinematográfico lograría asentarse con
tanta facilidad en lo cotidiano. Ya no hace falta que el objetivo sea una
empresa multiusos, no, eso es la punta del iceberg, porque el boicot se instala
en nuestros engranajes intrapersonales como lo hace el frío cuando consigue
helarte hasta el corazón de tus huesos.
Existe
tanta variedad boicoteadora que no sé por dónde comenzar…
Los
Boicots indigestos son actos que se llevan a cabo con la mejor de las sonrisas y
con el estómago retorcido por el empacho producido al tratar de digerir el
éxito del vecino. No solo no lo tragas, flatulencias que suben, bajan y a lo
peor se escapan creando un ambiente de mi… pero lo importante es ir soltando
torpedos fugaces mientras sin saber cómo eres el artífice de una estrategia
cuyo único propósito es boicotear los logros ajenos, que si han provocado en ti
ese aluvión de manifestaciones orgánicas y dinámicas, es porque, reconócelo, el
otro tiene éxito y tú, no.
Sí,
es la envidia de toda la vida, solo que nadie va a reconocer que es un envidioso
viciado, mientras que continúa su progresión hasta llegar a formar parte de poderosas armas
mortales. Porque si cuando eres más pequeño y más mayor, te pasas el día
comparándote, o te comparan otros, y tus logros lo serán si son más o menos que
el mengano o fulano y si no consigues lo que la inmensa mayoría ha alcanzado no
serás como hay que ser, ni tendrás lo que hay que tener; Si parece que hasta te
jalean para que te pongas manos a la obra con acciones que sin saber cómo ni
cuándo tiene que ver con el boicot. No es que no te alegres de la bonanza de
otros, no es que además te cree desazón, no, es que vas a hacer lo
imposible para que fracase, pero que conste, no eres envidioso. Boicoteador,
tal vez, porque es como ser conquistador pero de las desgracias ajenas.
El
boicot de pareja es un buen escenario para engancharse con este deporte, sobre
todo cuando la víctima emprende el auto-boicot generando una escala de comparaciones que asciende a
velocidades prohibitivas por la DGT, y así terminan en terrible accidente
porque con tanto comparativo y superlativo que se quiere hacer triunfar a toda
costa, muere cualquier rastro de latido.
El
boicot laboral es perfecto para conseguir ser un deportista boicoteador de
élite , los afectos pueden quedar al margen, incluso aunque haya asuntos de
cama de por medio al más genuino estilo Bond, porque los hay tan ocupados que
solo saben tener una relación con los que están a mano, un tres en uno : bueno
(porque requiere el mínimo esfuerzo), bonito (el ciego se cree el rey en el
país de los tuertos) y barato (el tiempo que ahorras no tiene precio). Nada
puede con la resistencia de fondo de quienes son capaces de dar tiempo, dinero
e incluso de vender su alma al diablo para conseguir que el susodicho exitoso
sea eliminado y solo el number one consiga la medalla de oro a las buenas
prácticas boicoteadoras cuyo secreto jamás será desvelado.
¿Quién
nos ha hecho creer que en el Universo no hay hueco para todos?
Aprovecharse
del cariño de las personas y sabotearlas mientras adivinas los puntos débiles
de la presa para que ella misma sea su peor enemigo, no tiene nombre.
Pero
no nos engañemos, existe el boicot elegido, hay quienes colocan en el centro de
sus vidas a un ser boicotador, esos que hacen la herida y consiguen que les
estás eternamente agradecido por curártela. Quien más chilla, quien más pesado
se pone, quien mejor sabe tocar los cataplines, ese llega a su puerto sí o sí y
sobran líderes y jefes que con tal de evitar conflictos apasionados y
lastimeros, otorgan las concesiones oportunas no a quien las merece sino al
que mejor campaña boicotadora ha llevado, los que, sin hacer nada, parece que
lo hacen todo, los que caminan con tacones de aguja para perforar a quienes
estaban llamados a dejar huella.
Es urgente que los
padres aprendamos a saber educar en otro sentido, animar a nuestros hijos, no a
que sean mejores ni peores que su hermano o primo, adiós a soltar el más mínimo comentario comparativo a nada ni a nadie, ni
mucho menos a nosotros mismos.
¡Ey!
Sí, también existe el boicot político… La crispación que genera esta clase es poderosa y excesiva, porque, ¿qué hace cada uno de nosotros en sus pequeños o grandes círculos?
En serio, ¿no te indigna más el boicot cotidiano? Hay tanto que hacer que no sé si nos queda hueco para enzarzarnos como lo hacemos con los de más allá, mientras que dejamos que el boicot de al lado, acampe a sus anchas.
No,
no disculpo a nadie, aunque hay profesiones que por su vocación de servicio jamás
pueden dedicarse a boicotear su propósito.
¿Qué
tal si yo como médico me dedicara a boicotear la salud de mis pacientes? ¿O un maestro se dedicara a bloquear y anular el crecimiento de sus alumnos?
¿Acaso un artista boicotea al público
que paga por verle? ¿Y qué pasa con la clase política que se ha endiosado lo
suficiente para boicotear el avance de un pueblo porque no les han votado? No
quiero decir nombres populares ni sociales, ni otros que dicen estar con los
ciudadanos, ni los que se sienten empoderados para engañar con los mejores
argumentos ofrecidos hasta el momento.
Yo
no elijo a mis pacientes, ni el profesor a sus alumnos, ni el vendedor al
cliente y tenemos que sacar nuestro trabajo adelante por el bien común… EL BIEN
COMÚN, no, no se trata de una mancomunidad de egos para boicotear todo lo que
no sea “yo, mi, me, conmigo”.
Menos
mal que existe el boicot heroico, al estilo de Robin de los Bosques o del
apuesto Zorro, ellos sí boicotean buscando el bien común y la justicia… Y creo
que deberíamos plantearnos no votar a ninguno de los que nos han fallado, ya
está bien de aguantarnos con “lo que hay”. Son incapaces de articular los votos
de un pueblo y no hacen nada creativo para remediarlo. Y entonces, ¿quién? ¿Dónde están
los líderes que luchan por la verdad con verdad? El Padre Ángel… y tantos
héroes anónimos que boicotean con armas poderosísimas que arrasan en silencio
con el dolor de la Humanidad que no tiene otra raíz que la falta de amor;
Son
heroínas que no se rinden a los pronósticos fatales de la Ciencia, hombres,
mujeres, niños que boicotean a ladrones de cualquier condición, incluso a los
de su misma sangre cuando son altamente peligrosos.
A
vosotros, los que boicoteáis el boicot perverso sin saberlo o con pasión, gracias. Ojalá
algún día podamos elegir como gobernantes a quien más se haya molestado en
trabajar al lado de todas las persona, líderes al servicio del pueblo que van dejando
su huella en Z o en cruz con desgarradora humanidad.
A
ti, ciudadano de la Vida, deseo verte feliz en el lugar que tienes reservado sin que te tengas que comer un
boicot corrosivo con tenedor y cuchillo como si fuera el único entrecot de este momento histórico, que más que nunca precisa de materiales de máxima
flexibilidad y genuina fortaleza para construir barcos que avancen hacia lo
mejor en este pedazo de historia que nos toca navegar sorteando a los siempre bien camuflados, piratas
del boicot.
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