Este fin de semana viajé a Londres.
Allí tuve la oportunidad de visitar el lugar donde está enterrado Rudyard Kipling, uno de los padres de la literatura para niños. Nace en Bombay (India) en 1865 y muere en Londres en 1936. A los seis años es enviado a Inglaterra donde estudia con su hermana menor en un hogar social. Allí permanece hasta los doce años. Vivió una infancia triste y solitaria como él mismo expresa en sus libros.Viajó por el mundo trabajando como periodista y escritor. Rechazó muchos de los premios que se le otorgaron y sólo aceptó el Premio Nobel de literatura en 1907.
El Libro de la Selva ( The Jungle Book) reúne cuentos escritos previamente y publicados de forma independiente. Rudyard no es un autor infantil, pero los temas y la forma de abordarlos hace que hoy sea leído por niños. Es pionero en escribir sobre mundos exóticos, con animales perfectamente caracterizados que se presentan al lector como algo real y verosímil. Es original e imaginativo. La estructura de los relatos un tanto caótica se perdona por la maravillosa historia que cuenta, con descripciones geniales de los animales que huyen de los estereotipos de las fábulas.No idealiza la selva, habla con naturalidad de sus peligros y muestra historias en las que el bien vence a pesar de todo.
En el primer cuento del Libro de la Selva, habla de un niño que no se siente de ningún mundo, como le ocurría a Kipling. Pero que, cuando se aproxima a ese ambiente nuevo ( el mundo de la selva - el mundo de los humanos), trata de mimetizarse con el nuevo entorno. El autor describe de forma magnífica el instinto maternal (no biológico) de la loba hacía Mowgli; ese amor materno que protege siempre. Después relata historias en las que continua trabajando el amor y respeto por la naturaleza.
Es un libro que ha tenido tal impacto que estamos rodeados de " sus descendientes": Tarzán, El Rey León, La edad de hielo, podemos considerarlos "hijos" de Kipling.
La ley de la selva será en El Rey León, el ciclo de la vida.
Os animo a leer este libro tan precioso. Os recomiendo la edición de Anaya de 2011. La presentación y apéndice son de Luis Rafael , un gran autor de literatura infantil y juvenil. Si conseguís este ejemplar comenzad leyendo el apéndice, escrito en primera persona de una forma tan original, que te llega directamente al corazón. Logra actualizar un clásico unificando todos los cuentos pues hace participar a la mayor parte de sus personajes conocidos y no tan conocidos.
Espero que disfrutéis de su lectura. Está lleno de enseñanzas para niños y grandes, pero de una forma natural y amena.
Es un libro lleno de vitamina "N" de Naturaleza, porque todo el que lo lee sólo querrá, trabajar para cuidar y proteger a nuestra madre Naturaleza.
Un abrazo de vitamina "N"
El Chef Karamelo Von Appetit
domingo, 25 de marzo de 2012
miércoles, 7 de marzo de 2012
LA TELARAÑA MÁGICA
Queridos padres, madres, niños, niñas, tíos, tías...os he preparado un suculento cuento cargado de la vitamina "T" (Telaraña) , no se come, ni se bebe, se toma , pero de otra manera....
Dedicado con mucho cariño a chicos con TEA ( Trastornos del Espectro Autista) , sus familias, amigos y profesionales que con tanto cariño, trabajan con ellos.
LA TELARAÑA MÁGICA
Al escarabajo Paradín no le gustaba hacer casi nada, para él
todo era un aburrimiento. Todo, menos mirar.
Mirando se le pasaban las horas, los días, las semanas y los
años.
Fue así como
descubrió a una araña que vivía en la
barandilla que rodea el estanque del Retiro. Era una araña de colores y parecía
altamente peligrosa, nadie sabía su nombre, pero en el parque se la conocía
como Autis.
Paradín nunca había visto nada igual y eso que había
observado a muchas arañas. Autis era capaz de bailar al ritmo de las variadas
músicas que suenan durante el día en el Retiro, movía sus patas como si tocara
la batería y caminaba con la elegancia de una top- model sobre su tela de araña.
Un día Paradín se acercó a Autis, pero la araña continuó con sus tareas como si su visitante no
estuviera.
El escarabajo no entendía las habladurías sobre su
peligrosidad. Nunca la vio comerse a nadie.
Llegó a pensar que
era ciega porque, cada día se acercaba más y más y la araña parecía no
reaccionar. Hasta que lo descubrió: Autis
no tejía telarañas normales, no. Eran telarañas con los paisajes del parque:
árboles, gente bailando, las barcas, el
monumento a Alfonso XII…
El escarabajo corrió a decírselo a todos. Poco a poco fueron
llegando los curiosos. Paradín explicaba
las composiciones de la tela de araña
mientras Autis seguía haciendo su tarea.
El tejido del arácnido era como el telón
de un teatro que colgaba de las ramas de los árboles.
Un día Paradín se atrevió a entrar en los dominios de Autis.
La telaraña era preciosa, elástica, le
hacía saltar, bailar, jugar, dar vueltas en el aire.
El escarabajo disfrutaba en la telaraña mientras aprendía los ritmos que Autis realizaba con
sus patas.
Incluso llegaron a
bailar juntos hip-hop.
Los animales del parque murmuraban, no entendían cómo
Paradín había salido de su letargo.
La hormiga, el murciélago y la mariposa también se
atrevieron a pasear por la tela de araña.
La hormiga volvió llena de ideas a su hormiguero, el
murciélago voló desde entonces durante el día y la mariposa comenzó
a hacer cosquillas con sus alas.
En el Parque del Retiro hay una telaraña mágica.
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